Después de este paréntesis (la apatía nos puede a veces), volvemos a editar una entrada en este blog rindiendo un homenaje a ese fantástico y maravilloso país que es Japón (cuya vida y cultura tanto nos fascina, nos intriga y a la vez nos llena de pavor freaki) y que tristemente ha sido destrozado por un reciente terremoto y posterior tsunami. Además, para colmo de males se les plantea el miedo a un desastre nuclear (cosas que tiene el ser una nación superdesarrollada).
Tras una época de su historia un tanto oscura (dominada por los temibles shogunes) Japón opta por la occidentalización como vía para alcanzar la modernización de un país enormemente atrasado allá por el siglo XIX. El esplendor de la era Meiji lleva al Imperio del Sol Naciente a codearse como un igual con las poderosas naciones de Europa y Estados Unidos. La II Guerra Mundial supone por el contrario el sometimiento al capricho norteamericano, aunque hay que decir que los japoneses han sabido como nadie reconvertir toda la bazofia cultural estadounidense en una singular corriente artística y de expresión que auna de una manera sin igual su tradición milenaria y las nuevas tendencias (un ejemplo de todo esto es este vídeo que el músico Shugo Tokumaru preparó como trabajo de fin de carrera y que nos revela la interesente electrónica que se realiza al otro lado del mundo).
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